Con toda lógica

Peligra el objetivo de cerrar paritarias por debajo de 20%

El acuerdo para una suba de 23,5% a los bancarios, que sirve de referencia para el sector privado, empujó las expectativas; el Gobierno busca limitar las negociaciones.

Así como retrocedió en el caso del Correo y en el cálculo del aumento jubilatorio, el Gobierno podría dar otra marcha atrás, esta vez en su intento de establecer para este año una pauta salarial de referencia por debajo de 20%.



La intención oficial de que los acuerdos salariales estén apenas por encima de la inflación proyectada en la ley de presupuesto 2017 (entre el 12 y el 17%) peligra a partir de la aprobación de la paritaria de los bancos. La Asociación Bancaria (AB) desactivó el jueves pasado un paro de 72 horas luego de acordar un alza de 23,5%, que, con algunos ítems adicionales, trepa a 24,3%.



Ironías del destino: el mismo día en que se terminó de cerrar el acuerdo bancario, el presidente Mauricio Macri sugirió, durante la conferencia de prensa que ofreció en la Casa Rosada, que los aumentos deberían estar "por debajo del 20%".



Por tratarse de una de las primeras del año, la paritaria bancaria es para el sector privado lo que la de los docentes para el sector público: una negociación salarial testigo que incide en el resto de las actividades.

En ese dato radicó el empeño de algunos funcionarios del Ministerio de Trabajo en argumentar que la suba de los bancarios fue de un 19,5% anual y no de un 24%. Tampoco lograron escenificar esa postura en el acta que suscribieron la Asociación Bancaria y las tres cámaras empresariales que agrupan a los bancos.



Pero mucho antes que los bancarios hubo otro sindicato del sector privado que trastocó los cálculos del Gobierno. Se trata de la Federación de Trabajadores de Aguas Gaseosas (Fataga), que se aseguró a fines de enero un aumento de al menos 35% para 2017, según reveló el diario Ámbito Financiero.



En este caso, y tal vez por presión del gobierno nacional, tanto el gremio como los empresarios juegan al misterio. Pablo Quiroga, número tres de la Fataga, y Enrique Montagna, de la Cámara Argentina de la Industria de Bebidas Sin Alcohol, rechazaron contar a LA NACION detalles del acuerdo. El jefe del sindicato de Aguas y Gaseosas es Raúl Álvarez, quien curiosamente calló una reciente pelea con Hugo Moyano por el encuadre gremial de miles de trabajadores de Coca-Cola.



Bajar el número

En el Ministerio de Trabajo exploran diferentes mecánicas para evitar que los acuerdos salariales figuren por encima del 20% que pretende el Gobierno como techo a las negociaciones salariales. Evalúan la posibilidad de acordar pagos no remunerativos, aportes a las obras sociales y trucos retóricos. Todavía no se homologó el trato de los lecheros de Atilra (un 40% desde mayo de 2016 a abril de este año) porque sucedería algo similar al caso de la Fataga: de antemano, se garantiza un piso para 2017 por encima de las pretensiones oficiales.



El Estado, en su rol de empleador, ya dio señales de cuál debe ser el caso paradigmático: el de los estatales bonaerenses. La gobernadora María Eugenia Vidal anticipó un aumento anual de 18% que incluye cláusulas automáticas para volver a negociar en caso de que la inflación sea mayor. La suba se aplica en cuatro cuotas de 4,25% entre enero, abril, julio y octubre más un 1% adicional. El inicio del ciclo lectivo en todo el país, previsto para el próximo 6 de marzo, está en riesgo porque la mayoría de los gremios docentes no aceptaron esa oferta.



El rechazo se amplió de manera unánime entre los gremios de la CGT y de las dos vertientes de la CTA. Pablo Moyano, número dos del sindicato de los camioneros, advirtió que en junio su gremio reclamará un 30% de aumento. Otros dirigentes de peso, como Héctor Daer y Carlos Acuña, no precisaron porcentajes aunque dejaron en claro, ya que no negociarán por debajo del 20%.



Más flexibles

Pero en la CGT hubo dos excepciones. Andrés Rodríguez, jefe nacional de los estatales de UPCN, se mostró flexible ante la posibilidad de anudar un 18%, aunque condicionó su aceptación de ese porcentaje de suba al impacto que puedan tener en la inflación los aumentos en el combustible, las prepagas y los servicios púbicos.



El otro caso es el de Roberto Fernández, el jefe de los colectiveros de la poderosa Unión Tranviaria Automotor (UTA), que sorprendió al decir que "no negociará paritarias, sino puestos de trabajo". Y agregó: "En mayo la inflación va a ser importantísima. El boleto podría aumentar un 60%".



La paritaria de la UTA, como la de los ferroviarios, se aplazó hasta fines de marzo a partir de un acuerdo preliminar al que se llegó con el compromiso de una suma puente de 5000 pesos, que ya fue abonada. Con este trato, el Gobierno dio otra señal en su plan de negociar salarios con la inflación futura.



El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, defiende el techo del 20% al que se refirió el presidente Macri y asegura que la inflación no superará este año esa marca. Ampara su deseo en el comportamiento de los precios a lo largo del último semestre y en la expectativa de que en 2017 el ritmo inflacionario se mantenga en el 1,5% mensual o incluso menos. Por eso, el ministro Triaca objetó inicialmente el acuerdo de los bancarios.



Ante la paritaria de los bancarios y el rechazo de los docentes y de las centrales obreras a la pauta salarial de referencia, en el Gobierno comenzaron a recalcular y hacer cuentas. Un espejo de lo que sucedió en 2016. Por entonces, pocas semanas después de iniciada su gestión, Macri auguró desde Davos una inflación entre "20 y 25%", pero que después, por el avance inflacionario, empujó a Triaca a tener que avalar paritarias mucho más elevadas, de casi el 45%, como fue el caso de los aeronavegantes en sus negociaciones con la línea aérea estatal Aerolíneas Argentinas y la privada Latam.

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