Agustín Pérez Marchetta

Sociólogo
#NiUnaMenos

El Femicidio: la muerte de las mujeres como moneda corriente

Un análisis del crimen que conmovió a los salteños

En estos días enardece y entristece a toda la sociedad la noticia del asesinato de de Andrea Neri, quien fuera víctima de su pareja Grabriel “Chirete” Herrera en una visita “intima” que tuviera en la celda 372 del penal villa las rosas. ¿Cuánto vale la vida de una mujer para la sociedad en la que vivimos? ¿Cómo poder prevenir esos hechos que nos acercan a las dimensiones más oscuras de la humanidad?



El hecho casua gran conmoción y sorprende por dos razones: primero porque el homicida ya había matado a su pareja anterior en 2006 en la cárcel de Metán; segundo porque el mismo sucede al interior del penal de la ciudad de Salta.



En términos sociológicos se puede pensar primero en como la matriz del patriarcado esta tan inserta en nuestras sociedades que una persona se arroga la “propiedad” de una persona, fetichizándola y convirtiéndola en objeto: si no haces lo que yo quiero, si no sos mía, no vas a ser de nadie, ni siquiera tuya. En un acto horrendamente egoísta y violento le quita la vida, reclamando su derecho de “macho” por sobre el cuerpo femenino.



Las opiniones que afirman que la mujer “se la buscó porque sabía con quien se metía” (idea que se desliza hoy por hoy en los comentarios de la redes sociales y portales informativos) es la misma que piensa que bajando la edad de imputabilidad se detiene el crimen. La violencia no se contiene con más violencia sino con dar posibilidades reales a todas las personas en el momento oportuno. Claramente llegamos tarde a escena del crimen y la persona debe pagar por el hecho cometido, pero si lo pensamos en términos sociales el acto que ejerció Grabriel Herrera es la honda expansiva de la violencia hacia las mujeres que vemos todos los días: en las calles, en las publicidades, en los trabajos, en las casas, en nuestras vidas cotidianas.




Este es un hecho que se da con una persona privada de su libertad. Con respecto a las visitas intimas me remito a lo que afirmara la Abogada Mónica Menini en las redes sociales:




Andrea Neri fue asesinada en una visita íntima en la cárcel salteña de Villa Las Rosas por un preso condenado femicida. […] la verdad es que lo reglamentado es el derecho a la visita íntima que es parte de las Reglas Mínimas de trato a personas privadas de libertad. Ningún organismo especializado ni juez/a ni fiscal ni legislador/a ha realizado presentacion alguna que transforme la regla vigente del derecho a la visita intima , para el caso, a femicidas.



ESA ES LA REFORMA QUE SE NECESITA.



El femicidio es un crimen de odio. Matar a una mujer por el hecho de ser mujer. El femicida mata a una mujer , no a cualquier persona, mata a una mujer. Dejarlo solo en una celda durante un tiempo con una mujer es una situación previsible de criminalidad. Sin embargo haber tomado la decisión de sacar a los jefes de servicio suena a matar al mensajero y no haber cambiado nada.



Hubiese esperado de organismos especializados como el Observatorio de violencia contra las mujeres Roxana Alderete un asesoramiento transformador de política publica dirigido al gobernador que atino a actuar rápido pero no cambio nada. Pero no fue.



Tampoco puede afectar el derecho de visita intima de lxs demas reclusxs estos episodios protagonizados por femicidas que como dije forma parte de las Reglas Minimas de derechos de personas privadas de libertad.



[…]Para que no vuelva a suceder se debe cambiar la reglamentación del derecho a las visitas intimas negándoles a los femicidas esto que para todxs lxs demxs es un derecho, porque es una medida necesaria de protección de las mujeres.



Y si las mujeres insisten en estar a solas con femicidas tenemos la ley 26485 y la provincial 7888 que legitima a denunciar una situación de violencia a terceros en razón que la víctima se encuentra imposibilitada de denunciar por si misma que es víctima de violencia.



No entenderlo es no entender el por que de la violencia misogina.



Hasta que no nos asumamos como una sociedad patriarcal y nos pongamos en la tarea de comprometernos, reconocernos y transformarnos mutuamente seguirán en nuestra sociedad los homicidios de las mujeres como moneda corriente. 

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