Consumo "de a puchitos"

Ocho de cada diez argentinos restringieron su consumo

Este fenómeno, cuentan los especialistas, sólo aparece en momentos de crisis económica.

Se trata del llamado consumo "de a puchitos" en el que el cliente aumenta su frecuencia de visita al supermercado, pero, al mismo tiempo, achica el tamaño de la compra que realiza.



En un año que comenzó con los efectos de una postergada devaluación, no es una novedad que el actual período haya sido duro para el bolsillo de los argentinos. Según la firma Kantar World Panel, ocho de cada diez argentinos restringieron su consumo en 2016. El año concluirá, según sus proyecciones, con una caída en torno de 4%, la cifra más alta desde 2001, cuando se derrumbó cerca de 11%. Sin embargo, el año que viene se prevé una mejora de 2,5%, en contraste con un período negativo, y sólo serviría para recuperar niveles de 2012. Para los expertos, el consumo está estancado desde hace seis años.



En un trabajo presentado este mes por Juan Manuel Primbas, director para el Cono Sur de Kantar World Panel, se afirmó que la situación actual del consumo "es preocupante", que mirando el corto plazo "hay pocas señales de mejora" y que pensando ya en el año que viene el gran desafío es "crear demanda". Lo positivo, para el especialista, es que las expectativas son buenas tanto para empresarios como para consumidores: en el Coloquio de IDEA, por caso, se relevó el mayor índice de optimismo en 15 años. Por otra parte, el 72% de las pymes coincidieron con las empresas grandes, según una encuesta realizada por American Express, y el 75% de los consumidores, según Kantar World Panel: todos ellos están esperanzados con relación al futuro. "No estamos bien pero vamos a estar mejor", piensan hoy los argentinos. Nadie sabe aún cuánto durará ese sentimiento.



De acuerdo con la investigación presentada por la consultora, en los primeros tres trimestres del año cayó por primera vez la compra por acto (-2%), mientras se incrementó la frecuencia de compra (+1%). "Esto era algo que no venía pasando", advirtió Primbas a LA NACION. "El consumidor era muy eficiente y no perdía tiempo con las compras. Ahora esta es la característica del año, crece la frecuencia de compras y cae el volumen. Esto se da porque el bolsillo tiene un tope. En el corto plazo es lo más preocupante y un sinónimo de crisis", agregó el experto.



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