No vas a poder creer cómo está hoy Diego, el ganador "tumbero" de Gran Hermano

Pasaron ya 9 años desde que Diego Leonardi entró a Gran Hermano con una historia de vida bastante pesada. Fue un participante distinto, por su pasado básicamente, durante el cual había caminado por la vereda del delito. Eso le valió “comerse” varios años preso, razón por la que al entrar al juego se ganó el amor de muchos televidentes, aunque también el rechazo de otra importante cantidad. Lo mismo ocurrió dentro de la casa, donde varios de sus compañeros se encolumnaron detrás suyo a la hora de las internas y otros, directamente, prefirieron formar del parte del bando de enfrente, liderado por la tucumana Marianella Mirra.



Finalmente, cuando buena parte de las estimaciones previas lo catalogaban como el potencial ganador de GH 2007, su archirrival le aplicó la denominada “fulminante” en la última gala de nominación y lo terminó derrotando en el final del reality. Sin embargo, tan bien medía su figura en el terreno del rating, por su personalidad desatada y por momentos “tumbera”, Diego Leonardi fue convocado para la edición siguiente, en la cual, sí, fue el gran consagrado.



Ya ha corrido bastante agua bajo el puente y ex convicto aparenta haber experimentados varios cambios en su vida. No solamente en lo que tiene que ver con su comportamiento y su compromiso con la sociedad, ya que, por lo menos según afirma, ya no roba ni se compra problemas que puedan llegar a mandarlo otra vez a la cárcel. También en lo estético, pues prácticamente poco ha quedado del Diego de pelo largo, con rulos y un físico que, sin asemejarse al de un metrosexual, no lucía sobrepeso ni detalles que desentonen tanto con el resto de los hermanitos.



Hoy sí. Canoso, con mucho menos volumen capilar y más regordete, Leonardi es definitivamente otro. Como decíamos: en todo sentido. Distanciado del malvivir, atiende un comercio en su propia casa junto a un familia, vinculado al rubro de la mecánica automotriz, y parece que tan mal no le va. Por lo menos, para comer no le falta... Bienvenido sea. 



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