Mucho ojo

¿Cómo detectar a tiempo los signos del cáncer infantil?

Especialistas repasaron los síntomas a los que hay que estar atentos aumentar las posibilidades de cura.

Este viernes el cantante Michael Bublé y la actriz Luisana Lopilato confirmaron una triste noticia. Su hijo de tres años Noah tiene cáncer. “Estamos devastados”, expresó su madre en un comunicado difundido en las redes sociales.



El término “cáncer infantil” se utiliza generalmente para designar en realidad distintos tipos de cáncer que pueden aparecer en los niños antes de cumplir los 15 años. Según datos recabados por la Agencia Internacional de Investigación contra el Cáncer (AIIC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud ,las tasas mundiales de incidencia oscilan entre 50 y 200 por cada millón de niños en todo el mundo.



Las características de la enfermedad en niños difieren considerablemente de las observadas en enfermos pertenecientes a otros grupos de edad. En general, la leucemia representa alrededor de una tercera parte de todos los cánceres infantiles. Los otros tumores malignos más comunes son los linfomas y los tumores del sistema nervioso central. Existen también otros tipos tumorales que se dan casi exclusivamente en los niños (ej: neuroblastomas y meduloblastomas).



¿ES POSIBLE LA DETECCIÓN PRECOZ DEL CÁNCER INFANTIL?



Según sostiene la doctora María Angélica Fernández Barbieri, del servicio de pediatría del Hospital Alemán, el cáncer “es una enfermedad curable”. “La detección temprana, el diagnóstico oportuno y el correcto manejo de la misma pueden mejorar el pronóstico del niño y aumentar las posibilidades de cura”, remarcó.



¿A QUÉ SIGNOS HAY QUE ESTAR ATENTOS?



Según una guía de detección temprana del Hospital Alemán, las primeras observaciones pueden resultar engañosasya que los síntomas pueden ser los mismos que los de una enfermedad viral. Por lo tanto es primordial el rol del médico en la detección de la patología.



Posibles síntomas relacionados con el cáncer, que ameritan una consulta con el médico:




  • Fiebre, perdida de peso y apetito, palidez, fatiga, sangrados o moretones de fácil aparición, persistentes e inexplicables.

  • Bultos en abdomen, pelvis, cuello y cabeza, extremidades, testículos, ganglios.

  • Dolor en huesos, articulaciones, espalda y fracturas fáciles.

  • Manchita blanca en el ojo, estrabismo, ceguera o pérdida de visión, protuberancia del globo ocular.

  • Signos neurológicos como cambios de conducta, trastornos de equilibrio, marcha, dolor de cabeza, agrandamiento de la cabeza.

  • Vómitos por la mañana, estados febriles recurrentes no relacionados con infecciones.



También hay que analizar cuando el niño pierde el interés en las cosas habituales que venía haciendo o inexplicablemente comienza a decaer su rendimiento escolar.



Marcelo Scopinaro, miembro del Consejo Consultivo del Instituto Nacional del Cáncer, y ex jefe del servicio de hemato-oncología del Hospital Garrahan, recordó un elemento clave: “El cáncer en la infancia no es prevenible como en los adultos, como ocurre por ejemplo con el cáncer de mama. Lo que equipara en importancia a la prevención que se hace en adultos, es la detección temprana”.



“En los chicos no hay síntomas específicos, porque varían de acuerdo a cada cáncer infantil. Se pueden confundir con otros síntomas de otras enfermedades típicas de la edad. Algunos son dolores óseos, dolor de cabeza, de espalda, síndrome febril, etc. La estrategia consiste en detectar y ‘sospechar’, como nosotros decimos.  Si los pediatras tienen en su mente la posibilidad de estar en la presencia de un posible cáncer, van a saber interpretar qué síntomas o signos llaman la atención y así poder derivar a un centro especializado para mayores estudios”, ilustró Scopinaro.



Al consultarlo por las tasas de cura, explicó: “Las cifras son más altas de las que se obtiene en adultos. En países desarrollados, el 80% de los niños con cáncer se cura. Sin embargo, en países no desarrollados, como ocurre en Argentina, tenemos estadísticas que hablan de una cura cercana al 65% a nivel nacional”.



Los tumores más graves son los del sistema nervioso central, con un porcentaje de sobrevida de entre el 50 y 60 por ciento.



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