Apuntó cañones

Macri apuntó contra los gremios que "se resisten al cambio"

Cuestionó a los ferroviarios y pilotos, que enfrentan distintos conflictos con el Gobierno; afirmó que Aerolíneas Argentinas le cuesta al Estado el equivalente a "dos jardines de infantes por semana".

El clima era cordial, de cercanía, entre Mauricio Macri y el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, en el lluvioso mediodía de la quinta de Olivos. Después de llamar "gringo" y recibir elogios del cordobés, que lo llamó "querido presidente", y firmar convenios, Macri enfocó sus cañones hacia parte del sindicalismo, con el que el Gobierno sostiene una pulseada diaria por reclamos salariales, corporizados en la reapertura de paritarias y el pago de un bono de fin de año.



"Este mensaje de diálogo respetuoso choca a veces con sectores que se resisten al cambio. Eso es no entender hacia dónde va la Argentina", disparó el Presidente, en relación a dos destinatarios: los ferroviarios, que paralizaron varias líneas durante toda la mañana, y los gremialistas, que amenazan con poner en marcha hoy un paro que frene la actividad de Aerolíneas Argentinas en Aeroparque y Ezeiza.



De los primeros, Macri sólo afirmó que era "un pequeño gremio de transportes de carga" el que se encargó "de parar por unas horas todo el servicio". Con respecto a los sindicatos que jaquean a la presidenta de Aerolíneas, Isela Constantini, Macri fue más enfático. "Nos hemos comprometido a que esa empresa, que quedó en manos del Estado por decisión de los argentinos, dé el mejor servicio, y que en dos años no le cueste nada a los cordobeses ni a los tucumanos ni a los chubutenses. Hoy nos cuesta a los argentinos dos jardines de infantes por semana", afirmó, en alusión a la estatización de la línea de bandera decretada por el kirchnerismo. La comparación no le gustó nada al ex titular de Aerolíneas Mariano Recalde, quien negó haber dejado la empresa con déficit récord (como sostiene la actual administración) y sostuvo que "es contradictorio que hable de jardines de infantes cuando no los construyó en la ciudad".



Pensando en trenes y aviones, Macri pidió colaboración general. "Hay que entender, quienes manejan un país, una ciudad, un gremio, una empresa, que esta Argentina demanda que seamos todos responsables, solidarios", agregó el Presidente, sin ocultar su fastidio.

No se trata, por cierto, de hechos aislados. El Gobierno afronta día a día reclamos de los estatales en torno del bono acordado con la CGT y los empresarios la semana pasada, mientras sectores del sindicalismo motorizan protestas en distintos rincones del país, en reclamo de reapertura de paritarias. Los pilotos, sin ir más lejos, llevarán adelante hoy una asamblea en la que podrían decidir nuevas medidas de fuerza.



Tampoco fue casual, entonces, la reacción del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, luego de finalizada la medida de fuerza de la Asociación de Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos. "No fue un paro; simplemente, un grupo de inadaptados cortaron las vías; hicieron un acto ilegal y por eso iremos a la Justicia", denunció el ministro.



En este caso, como en el de los reiterados paros del personal de Aerolíneas, el Gobierno sospecha de motivaciones que van más allá de un reclamo de mejoras salariales. "Es una discusión política", sostuvieron ante la nacion cerca de Constantini, quien enfrenta los pedidos de seis gremios, uno de los cuales (aeronavegantes) cerró su paritaria en torno del 35 por ciento. Apuntan a Pablo Biró, titular del gremio de los pilotos, "que enfrenta una oposición interna fuerte y por eso propone medidas extremas cada vez con mayor frecuencia".



En Balcarce 50 explicaron a la nacion que no se trató de "la opinión general que el Presidente tiene sobre el sindicalismo, sino de dos casos muy específicos, de gremios que colaboran poco", según interpretó un funcionario.



El panorama, avisaron en el Gobierno, no es tan dramático. La flamante CGT unificada, por caso, desistió de la realización de un paro general antes de fin de año, aunque observa con minuciosidad la marcha de las negociaciones del Gobierno, los gobernadores y empresarios con sus empleados en torno del bono. De hecho, y luego de firmar con Macri la devolución de US$ 2000 millones adeudados a la provincia en materia previsional, Schiaretti dijo que tenía "predisposición" a pagar el bono, pero no dio precisiones.



Por la tarde, el Presidente recibió un apoyo impensado, por lo enfático, por parte de un referente del sindicalismo clásico: el gastronómico Luis Barrionuevo. "Hay que trabajar juntos por la gobernabilidad, porque si le va bien al Gobierno nos va a ir bien a todos. Y nadie va a usar al movimiento obrero para desestabilizar", afirmó el sindicalista en una reunión en la Casa Rosada, en la que se anunciaron acuerdos con el sector del turismo. Pareció una advertencia a varios de sus pares de otros gremios, dispuestos a tensar la cuerda con la Casa Rosada.

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