Por discriminatorios

Sin corona: los concursos de belleza, cada vez más resistidos

Nueve distritos del país ya los prohibieron.

Para participar, las chicas deben tener entre 13 y 21 años, ser solteras, no tener hijos y cumplir con ciertos parámetros de altura, peso y medidas. Son evaluadas por jurados que, por lo general, están conformados exclusivamente por hombres con ciertos cargos en la comunidad.



Históricamente, los concursos de belleza fueron considerados parte de la tradición de muchos países, regiones o municipios, que se enorgullecen de sus "reinas" o "princesas".



Sin embargo, la presión de activistas que consideran que estos concursos son una forma de violencia simbólica de género y de cosificación de la mujer ha empezado a dar sus primeros frutos en la Argentina. Nueve municipios ya los eliminaron o modificaron los criterios de estos certámenes, incluidos en sus fiestas tradicionales. La primera localidad en prohibirlos fue Chivilcoy, en la provincia de Buenos Aires, a fines de 2014. La noticia tuvo un fuerte impacto internacional.



Por lo general, los eventos son organizados y financiados por gobiernos municipales o provinciales para promover la llegada de visitantes.



Pero los grupos de defensa de la mujer señalan que es una contradicción que el Estado promueva una forma de violencia simbólica, tipificada en la ley nacional de protección integral como aquella "que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmite y reproduce la dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad".



La mecánica se repite en los distintos rincones del país. El intendente, el secretario de Turismo y el jefe de un sindicato importante, entre otros, se reúnen en algún salón para evaluar los cuerpos de las chicas, que deben pasearse en traje de baño de dos piezas. Suben al escenario, desfilan y, a veces, bailan. La Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de Violencia de Género (Consavig), que funciona en el Ministerio de Justicia, presentó notas en 31 municipios de todo el país para señalar que estos concursos ejercen la violencia de género. También avaló proyectos en este sentido en cinco concejos locales.



Según sus registros, al menos nueve municipios terminaron con los concursos por completo y de manera oficial: Chivilcoy, Río Grande, Saladillo, Villa Gesell, Villa General Belgrano, Villa La Angostura, Junín, Viedma y, el más reciente, Resistencia. Además, decenas de localidades que aún los mantienen decidieron ampliar los requisitos de participación o las formas de exhibición.



Paso a paso. Chivilcoy, por iniciativa de sus concejales, los sustituyó por una competencia entre personas con compromiso social en diferentes áreas. Así, en 2015, en lugar de una reina fueron destacados un promotor de salud adolescente, una integrante del espacio de danzaterapia municipal, un estudiante que también trabajaba y tres deportistas.



La primera capital provincial en sumarse a la tendencia fue Viedma, mediante la aprobación, en junio pasado, de un proyecto que había presentado en febrero la concejal Mariana Arregui (Partido Socialista de Río Negro). En la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, los bloques peronistas presentaron este año dos proyectos para regular los concursos, con orientaciones levemente diferentes.



En general, las iniciativas hacen hincapié en la "regulación" más que en la "prohibición", al promover la participación de hombres y mujeres según parámetros más lejanos de los cuerpos y más cercanos a las ideas.



Sin embargo, los concursos de belleza todavía se siguen celebrando en la mayor parte de los municipios. "Las pasadas son violentas, son nenas y las muestran casi desnudas delante de tipos grandes, es casi como si se promoviera la pedofilia", dice María José Corvalán Farías, integrante del Colectivo Feminista de San Luis. Este año pidió al gobierno que prohibiera el concurso de la reina de la primavera.



La respuesta vino desde el municipio de Potrero de los Funes, que eliminó los requisitos y se retiró de la competencia nacional, "atento a la repercusión negativa y lógica que tuvo la convocatoria". Sin embargo, mantuvo el concurso local, en la localidad de Trapiche.



Los premios para la reina o la reinita suelen ser un monto de dinero en efectivo (en promedio, este año, 10.000 pesos) o una orden de compra. A cambio, las chicas se comprometen a modelar ropa de marcas locales y participar de eventos como promotoras de productos regionales durante el resto del año. También las llevan a otras localidades como "embajadoras": las reinas sirven a los municipios no sólo para animar sus fiestas, sino también para aceitar sus relaciones intercomunales y fomentar el turismo.



El caso de Monte Hermoso. Este fin de semana se celebró en distintos municipios del país la Fiesta de la Primavera. Su epicentro fue en la provincia de Buenos Aires, en la localidad de Monte Hermoso, sede de la competencia nacional. Allí, como cada septiembre desde hace 40 años, se coronó a una reina, Guadalupe Bertín Sotelo, de 21 años. Aunque hubo algunos cambios: se ampliaron algunos requisitos físicos y se eliminó la "pasada en masa en bikini".



En algunos meses, comenzará la Fiesta del Verano. En Monte Hermoso, muchos todavía recuerdan la cuestionada edición 2012 de esa fiesta. "Si no se levantan con esto, chicos, no se levantan con nada: tienen 15 añitos. Pero, ojo, no piensen nada porque van presos", se escuchó decir al animador a los presentes mientras las jóvenes, de 16 años en promedio, bailaban al son de la canción "Ay, si te agarro".



Desde 2013, como se dijo, la Consavig manda notas a distintas localidades donde solicita formalmente la eliminación de estas prácticas. Su titular, Perla Prigoshin, también viaja a las ciudades para conversar personalmente con los dirigentes sobre el tema. "Siempre sugerimos que si esto es importante a nivel turístico sea reemplazado por otro tipo de competencia donde se premie, por ejemplo, la solidaridad del lugar. Uno de los más duros con la respuesta fue Monte Hermoso", dijo la funcionaria a LA NACION.



Desde la intendencia de esa ciudad respondieron que estarían dispuestos a cambiar la elección de su reina de la primavera nacional por un "embajador" de cualquier sexo. "No tendríamos drama en copiar a otros municipios que eligen embajadores o personajes distinguidos de la ciudad para no cosificar a la mujer. Este año lo quisimos hacer, pero no le encontramos la vuelta para no perder la promoción. No sé si los otros municipios nos invitarían si no tuviéramos reina. Está muy difuso el tema, creo que la mayoría de los municipios está manteniendo este formato porque no tiene otra salida", dijo Hernán Arranz, secretario de Turismo.



La polémica acaba de comenzar. El calendario todavía anticipa diversas fiestas en distintas localidades. En cada una, habrá un concurso de belleza donde varias aspirantes adolescentes pasearán entre jurados de hombres para ser evalúen.



Gisela Estremador tenía 16 años cuando ganó la banda de princesa en la Fiesta de la Manzana de 1999 en General Roca, Río Negro. En las fotos luce sonriente y de hecho hoy, con 33 años, recuerda esa ocasión como un momento feliz. Sin embargo, se arrepiente de haber participado y se muestra muy crítica de ese tipo de competencias.



Licenciada en Turismo y locutora, conduce un noticiero en Bahía Blanca y, en los últimos años, desarrolló otra visión de los concursos de belleza, mediante el contacto con personas que trabajan con perspectiva de género. Hoy, apoya a las organizaciones que plantean al gobierno local que deje de sostener concursos de belleza.



"Nadie me obligó a participar del concurso en su momento, me divertí y me reí. Pero quiero que mis hijas no tengan ni siquiera la posibilidad de hacer eso. Cada vez más mujeres nos damos cuenta de que esto representa una forma de violencia simbólica. Siempre se trata de elegir a la mujer y otorgarle el papel de frágil, emocional. Pero es una cuestión que cae por su propio peso. Rompí con todo esto hace tres años, cuando realmente lo empecé a mirar desde otro lugar. Soy conductora de un noticiero y me empecé a acercar a las organizaciones feministas", detalló.



Cambió su postura por trabajar en la calle como periodista, debatiendo con aquellos que defienden ese tipo de concursos. "Los argumentos son tan débiles, misóginos y machistas que me alientan a seguir repudiando", dijo.



Las justificaciones que esgrimen sus interlocutores locales, asegura, se basan en "la tradición" y en el hecho de que "nadie obliga a las chicas". Eso "no quiere decir que no subyace una violencia, que no se ve a la mujer como una cosa", les suele responder. "Las tradiciones no tienen por qué mantenerse sólo porque son tradiciones", destacó.



Otro caso paradigmático es el de Yamila Escudero, que participó en 2013 en la Fiesta Nacional de la Vendimia; dedicada a los hacedores de la vid, es la celebración máxima del pueblo mendocino. Aquel año, los organizadores del concurso mendocino le retiraron el cetro a Escudero -que había ganado el reinado del distrito Campo de Los Andes- porque estaba embarazada.



La joven presentó una denuncia por discriminación en la Justicia. La jueza Graciela Simón hizo lugar al reclamo y obligó al intendente de Tunuyán, Martín Aveiro, a que se le explicara lo ocurrido a la joven en forma pública, durante la ceremonia y en diversos medios de comunicación. Simón dijo que basó su fallo en la ley integral contra la violencia de género hacia las mujeres.



Iniciativas que promueven una nueva estética. En forma paralela a la tendencia hacia la eliminación de los concursos de belleza, distintos grupos en varios países realizan eventos más inclusivos en cuanto a los parámetros de selección de participantes y ganadoras.



La marca Dove promueve desde 2004 el eslogan "mujeres reales" para promocionar sus productos, y muestra en sus publicidades modelos con cuerpos más cercanos al promedio.



En Paraguay, se celebra desde 2014, por una iniciativa que surgió en la red social Facebook, el concurso Miss Gordita, donde el requisito para participar es pesar más de 70 kilos.



Otro caso se registra en Salta, donde el año pasado se celebró por primera vez el concurso Talles, Diversidad y Belleza, que convoca participantes sin restricción de edad, peso ni medidas.

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