Muchos aplausos, ¿y los dólares?

Los límites que encuentra Macri con su plan "market friendly"

El Presidente se embarcó en un "road show" sin precedentes en las últimas décadas. En cada foro muestra las oportunidades de la "nueva Argentina". Los jefes de Estado lo felicitan e importantes empresarios compromenten inversiones. Pero el Gobierno necesita más que eso. Logros y cuentas pendientes.

Lleva recorridos más de 170.000 kilómetros fuera del país. Mantuvo reuniones mano a mano y disertó ante cerca de 3.000 empresarios extranjeros, incluyendo sus visitas a Chile, Alemania, China y el "mini Davos", que convocó a 900 hombres de negocios del exterior. 



Estrechó las manos y dialogó en privado con más de 20 mandatarios de las principales potencias a nivel mundial. 



El “road show” del presidente Mauricio Macri, que tiene como objetivo mostrar la "nueva Argentina”, no se detiene y ha ido de menor a mayor en los últimos meses. 



Tras participar del Foro Económico Mundial en enero y recibir la visita del presidente Barack Obama, luego de 11 años sin que ningún líder de la Casa Blanca tocara suelo argentino, la agenda del mandatario se volvió realmente vertiginosa. 



Marcando un fuerte contraste con la política “aislacionista” que pregonaba la anterior gestión, el Gobierno se embarcó en un rally internacional que no se había visto en las últimas décadas. 



En su visita a Nueva York participó de la apertura del 71° periodo de sesiones ordinarias de la Asamblea General de Naciones Unidas.



Como lo hiciera ante cada atril y micrófono que tuvo frente a sí, se ocupó de remarcar el fuerte cambio político y económico que se está dando en la Argentina y de presentarla como un territorio de oportunidades para las inversiones. 



“Queremos volver a ser parte del mundo y cortar con el aislacionismo” o “el país sufrió décadas de populismo pero los argentinos decidieron un cambio”, fueron algunas de las frases más contundentes que pronunció durante los días que duró su visita. 



Pero su presencia en Nueva York no sólo fue una oportunidad para salir a “vender” esta “nueva Argentina”.



También, utilizó este foro para promocionarse a sí mismo como un jefe de Estado que se preocupa por temas de alcance global, una característica que no se había visto en la última década. 



Refugiadosterrorismo cambio climático fueron algunos de los tópicos que trató en sus encuentros bilaterales, buscando dejar en claro que hoy por hoy, hasta que se acomode Temer en Brasil, es el principal interlocutor en América del Sur para los líderes mundiales. 



Sin dudas, un giro de 180 grados frente a la agenda que solía llevar Cristina Kirchner a los foros internacionales, más centrada en atacar a los países desarrollados y al sistema financiero que, según la ex mandataria, actuaban en connivencia con los fondos buitre.



Nueve meses de “road show”. La “gira global” de Macri se había intensificado a partir de julio, cuando viajó a París para encontrarse con su par francés François Hollande



En cuestión de horas, encaró rumbo a Bélgica, donde estrechó manos con la representante de la Unión Europea, Federica Mogherini, para reafirmar el compromiso de un acuerdo entre la UE y el Mercosur.  Luego visitó Berlín para clausurar el Foro Económico organizado por Cancillería ante más de 300 empresarios de esa nación.



Ya en agosto, recibió al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon. Posteriormente fue el turno de darle la bienvenida al secretario de los EE.UU., John Kerry, con quien reafirmó el acercamiento iniciado tras la llegada de Obama. 



Después de visitar Brasil para participar de la apertura de los JJOO y de estrechar la mano deT emer (aún era presidente interino), se subió a un avión rumbo a China, para formar parte de la cumbre del G-20, un “precalentamiento” antes del “Mini Davos”.



 





 

En cada una de sus visitas, Macri siempre buscó mechar encuentros políticos con foros empresarios, donde aprovechó para “vender” las bondades de la nueva realidad argentina. 



“Actualmente somos el país con el posicionamiento internacional más importante de la región, por encima de Brasil o de Chile”, afirma el consultor Marcelo Elizondo. 



"Me atrevo a afirmar que hace décadas que no se observaba una agenda política, económica y comercial con el mundo tan vertiginosa como la que vimos en estos nueve meses”, agrega el experto.



“Por detrás del arreglo con los holdouts y todos los viajes de Macri, se observa una vocaciónreal de regularizar las relaciones internacionales", recalca. 



Su visión es compartida por el analista internacional Jorge Castro, quien afirma: "La Argentina está reapareciendo en el sistema global tras varios años de ostracismo. Y lo que estamos viendo es que los líderes mundiales están recibiendo muy bien este regreso”. 



Sobre los grados de éxito y los resultados obtenidos en materia de comercio exterior e inversiones, Elizondo afirma que la reinserción económica internacional que postula elmacrismo “ya arrojó varios hechos concretos y positivos".



Sin embargo, aclara que para que todo este "road show" se cristalice en una lluvia de dólares y desembolsos reales en "fierros" no sólo habrá que esperar el lógico período de maduración, sino que también habrá que corregir algunos de los tantos desfasajes que arrastra la economía. 



Constantemente, los funcionarios del equipo de Gobierno se preocupan por afirmar que las misiones políticas o eventos de alto impacto mediático, como el “mini Davos”, no tienen como objetivo "coleccionar" anuncios rimbombantes de inversión o abrir, en cuestión de horas, mercados que habían permanecido cerrados para los productos argentinos durante años. 



Aseguran, en cambio, que se trata de una carrera de largo aliento y que la clave pasa por “evangelizar” sobre el nuevo marco jurídico y económico de la Argentina en la mayor cantidad de foros posibles. 



En lo político sí hubo cambios trascendentales: la visita de Obama, el distanciamiento definitivo del “eje Caracas” y la reanudación del diálogo con el Reino Unido fueron algunos de los hechos que marcaron a fuego la gestión macrista. 



Sin embargo, la clave ahora pasa por ver cómo transformar las sonrisas para las cámaras, los discursos bien estudiados y los apretones de manos con empresarios en esa tan mentada lluvia de dólares y en más clientes para los productos con sello “Made in Argentina”. 



Inversiones: cómo viene la mano hasta ahora. Como si fuese un juego de ajedrez, el macrismo -según Elizondo-, avanza con el objetivo primordial de captar desembolsos. Recién, como segundo fin, aparece la apertura de nuevos mercados para las exportaciones. 



Elizondo considera que hasta el momento “hubo logros importantísimos, como traer a Buenos Aires a grandes directivos de las principales multinacionales”.



La "foto" actual de la inversión extranjera directa (IED) hoy no luce muy saludable. Según un informe del Instituo de Trabajo y Economía (ITE), al primer semestre acumuló apenasu$s1.300 millones, casi la misma cifra que el promedio de los últimos cinco años. 



“Esto significa que la lluvia de dólares que íbamos a tener todavía no sucedió”, indica el trabajo. 



De hecho, el propio titular del Ministerio de Producción, Francisco Cabrera, admitió que la relación entre desembolsos y PBI este año se encuentra en "un nivel bajísimo". 



En las próximas horas, según adelantaron a iProfesional, esta cartera estará informando el dato consolidado de anuncios de inversión acumulados hasta septiembre. 



Por el momento, en la página oficial del Palacio de Hacienda hay registrados proyectos por u$s32.600 millones, de los cuales casi un 40% corresponden a empresas nacionales. 



 





En el Gobierno hay entusiasmo: estiman que la cifra ya supera cómodamente los u$s50.000 millones, contabilizando los anuncios de Siemmens, Dow y otras compañías, como el caso de Turner, el gigante de los medios de comunicación que estaría a un paso de quedarse con Telefé, operación que fue consecuencia directa del acercamiento entre Obama y Macri. 



Para Jorge Castro, "en momentos en que es prioritario atraer dólares, la gestión de Macri está resultando exitosa”. 



Sin embargo, desde la consultora Abeceb ponen algo de paños fríos: aseguran que si el objetivo es que repunte el PBI, esos anuncios deberán más que duplicarse. 



Sucede que "en los próximos cinco años, nuestro país requerirá que las inversiones alcancen el 19% del PBI, totalizando u$s131.000 millones en promedio para lograr un crecimiento sostenido”. 



“De 2008 a 2016, los desembolsos promediaron u$s82.700 millones anuales, lo que representa el 16% del PBI. Pero, para reanimar la economía, se requerirá sumar casiu$s50.000 millones anuales extra a esa cifra”, agregan. 



Parte de esos fondos provendrán del propio Estado, que encarará un ambicioso plan de infraestructura. Pero no será suficiente sin una mayor inyección de capital privado. 



Para Eduardo Fracchia, economista del IAE Business School de la Universidad Austral, tanto los foros como el "mini Davos" o los contactos de Macri con empresarios en el exterior "suman en varios aspectos, básicamente por el networking que generan". 



Sin embargo, estima que "no van a ser una bisagra en lo que se refiere a inversiones". 



Considera que hay factores que están limitando los proyectos, variables que ya no dependen tanto del marketing que el macrismo le imprima a su presentación del país. Entre ellos Fracchia menciona: 



• Caída del nivel de actividad, ya que el contexto recesivo no alienta la inversión, que depende del nivel del PBI.



• Las demoras en la definición del marco energético. 



• Los niveles de inflación aún elevados. 



• Las dudas que genera Macri en términos políticos: los inversores quieren ver si el Presidente es convalidado en las legislativas de 2017. 



• La competitividad de dólar, ya que en los niveles actuales no impulsa exportaciones y hay sectores con problemáticas particulares. 



En este contexto, Elizondo aclara que para que “vengan más dólares al país y efectivamente se destinen a comprar ladrillos maquinarias para construir fábricas, se requerirá de más señales”. 



“La presión tributaria, la elevada tasa de interés, la inflación… son todas variables que se deberán solucionar", acota. 



Mientras la avalancha de inversiones se toma su tiempo para despegar, los analistas de lo que hoy más hablan es de la “lluvia de créditos”.



Con un nivel de gastos que se mantiene elevado y una recaudación que no crece en términos reales, el financiamiento externo hoy es clave para el macrismo, que debió hacer más gradual la quita de subsidios. 



Según datos del Observatorio de la Deuda de la Fundación Germán Abdala, en los últimos nueve meses el sector público (en mayor medida) y el privado tomaron créditos por más de u$s38.000 millones, incluyendo el pago a holdouts emisiones provinciales



Avances para el "Made in Argentina". Una consecuencia de la nueva política exterior fue la incorporación de la Argentina en junio como miembro observador de la Alianza del Pacífico, integrada por Chile, Colombia, México y Perú. 



“Esto fue una muestra clara e inmediata del nuevo rol del país en el concierto regional. Perorequerirá de cierto tiempo para que tenga impacto comercial y se traduzca en más exportaciones”, apunta Elizondo. 



También hubo algunos avances importantes tras la visita Barack Obama. Su viaje y la posterior misión del secretario de Estado de ese país, John Kerry, fueron fundamentales para comenzar a destrabar las negociaciones para el ingreso de carnes y limones nacionales a ese mercado.



Los primeros embarques recién podrán concretarse en 2017, luego de 16 años de prohibiciones.



Por ahora, el impacto económico será limitado: según Miguel Schiariti, titular de CICCRA, en una primera etapa, la Argentina sólo estará habilitada para vender un cupo de hasta 20.000 toneladas anuales con tratamiento arancelario preferencial.



Paralelamente, como un gesto de alto contenido político, en mayo España levantó las trabas a las compras de biodiesel argentino. 



La barrera se había impuesto cuatro años atrás como represalia a la estatización compulsiva de YPF y provocó la caída de un negocio de alrededor de u$s1.000 millones anuales. 



Sin embargo, las exportaciones tardaron en levantar cabeza porque, paralelamente, la Unión Europea mantenía aranceles antidumping de hasta el 26% contra este producto, que acaban de ser anulados por un fallo de un tribunal de ese bloque. 



Hubo otras novedades positivas en relación con ese país europeo: la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE) mejoró la calificación para Argentina.



Esto “permitirá la cobertura de riesgo de operaciones a mediano y largo plazo, además demejorar y facilitar el intercambio comercial entre ambos países”, indicaron el Ministerio Producción. 



En relación con Brasil, hubo dos noticias relevantes: la extensión del acuerdo automotor bilateral hasta el 2020, que establece que por cada dólar que la Argentina exporte a ese país, podrá importar u$s1,50. Durante el kirchnerismo, la negociación se realizaba todos los años.



Desde ADEFA aseguran que esto brinda "previsibilidad". Sin embargo, en la práctica, no se estaría cumpliendo. Las terminales radicadas en el país este año vienen importando por encima de lo que permite este sistema, conocido como "flex". 



Paralelamente, el ministro Cabrera junto con su par brasileño, Marcos Pereira firmaron un acuerdo con el BID para “digitalizar” el comercio bilateral. 



Aseguran que esto bajará el costo del "papeleo" en un 35% y que los plazos de aprobación pasarán de ser de los actuales 3 días a 30 minutos. 



En todos los casos, para Castro se trata de "cambios positivos" que tendrán impacto directo en la economía y en las empresas argentinas. 



El punto central es saber a qué velocidad se irán cosechando nuevos resultados, tras un"road show" furioso con el que Macri ya cubrió tantos kilómetros como el equivalente a cuatro vueltas a la Tierra. 

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