El pasado oculto

Muy triste: Laurita Fernández confesó algo que nadie se esperaba

La bailarina dio una entrevista donde abrió su corazón y contó cosas muy íntimas de ella.

Llega un poco agitada, pero bien predispuesta. Hace tan sólo unos minutos, Laurita Fernández acaba de terminar un ensayo y ya está en Ideas del Sur lista para grabar su participación en el Bailando 2016. “Igual me encanta vivir a mil”, asegura, mientras mira WhatsApp y pide permiso para contestar un mensaje de voz. Da unas directivas a alguien, le avisa que le dejó algo a su nombre en la puerta, y entonces mira a los ojos. Es hora de empezar. Mirá la entrevista que publicó Clarín.com



¿Vivir a mil es quizá el precio de la fama?



Yo lo disfruto. Y la fama... la fama es una consecuencia de la popularidad que me da este trabajo. Tiene sus cosas buenas y malas. Cuando son temas lindos, está buenísimo compartirlos. Pero cuando no, también está el interés y…



¿Vos sos cholula?



No tanto. Siempre fui más de las novelas, de mirar lo que hacían ahí y nada más. En mi caso, por momentos el interés lo viví como un poco invasivo. Prendía la tele y veía que estaban hablando de mí. Fue fuerte y chocante. Pero es parte de mi carrera.



¿Lloraste?



Estuve re mal. Lloraba todos los días en mi casa. Estaba muy triste. Fue como muy abrumador de repente todo eso (se la vinculó a la separación de Federico Bal y Barbie Vélez, como una supuesta tercera en discordia). No sabía cuál era la mejor manera de manejarlo. Si salir a hablar o quedarme callada. De verdad fue una situación que no supe manejar. Y a mí no me daba para hacer una gira mediática. Además, nada que ver lo que decían.



Uno puede pensar que sos una mediática. Pero hay una historia atrás. ¿Qué hacías? ¿Cómo empezaste?



Estudié danza y canto desde chica. A los 5 años empecé y nunca me tomé un año sabático para salir con mis amigas ni nada de eso. Fui constante y dedicada.



¿Qué sería un año sabático para salir con tus amigas?



Si empezás a los 5, por ahí a los 14 decís: “No quiero estudiar más”. Yo iba a doble escolaridad, de 8 a 17, y a las 18 entraba a danza hasta las 22. Así todos los días. No salía nunca, ni siquiera iba a merendar a lo de mis amigas.



De afuera, la imagen tuya es por ahí la de una Laurita más salidora. ¿No es así?



No, nada que ver. Además, desde que empecé a conducir Combate me cuido bastante la voz. Me acuesto temprano porque quiero rendir. Es algo importante.



Volvamos a tus comienzos. ¿El primer trabajo?



A los 16 estaba aprendiendo comedia musical con Pepito Cibrián. Y él me vio en una clase, me llamó a un costado y me propuso empezar como reemplazo en el Fantasma de Canterville. Yo dije: “Se me dio”. Era el sueño de mi vida. Estrenamos en el Lola Membrives.



¿Así de una?



Empecé como utilera.



Contá cómo era tu trabajo.



Entraba a a mover la escenografía en el oscuro, cuando está el apagón. Pepito me ofreció trabajar como reemplazo. Pero si no tenía que hacerlo ese día, igual me tenía que quedar a todas las funciones. Me acuerdo que me calzó la remera y el pantalón cargo negro y me hizo entrar al oscuro. Mi mamá iba a ver la función y sacaba fotos cuando se apagaban las luces para ver si me veía moviendo el carro... (se ríe).



¿Y de la comedia musical sin escalas a “ShowMatch”?



A los 18 me había ganado una beca para irme a estudiar a Estados Unidos y había entrado a la escuela de Julio Bocca. Pero estaba el casting del Bailando y mis amigas me dijeron de ir. Les dije: “Ni loca voy ahí, que bailan todas desnudas”. Antes había mucho prejuicio con el Bailando y la televisión. Pero fui a acompañarlas y quedé.



¿Qué pensabas?



Veía a las mujeres que bailaban con muy poca ropa, muy exuberantes. Pero dije: “Si estoy quedando, por algo es”. Sentía que la tele no era para mí, pero la conocí y me encantó, me fascinó. ¡La amo!



¿Qué te dio además de un buen presente laboral?



A veces me es raro que me paren y me digan cosas en la calle. No me acostumbré a ser conocida. Voy al kiosco y me dicen: “Chau, Laurita”. Por dentro todavía me pregunto cómo saben mi nombre.



¿Te da miedo que eso se acabe, que se agote la fama?



Tengo fe. Si uno hace cosas lindas y buenas, la gente va a estar de ese lado. Mi anhelo es ese. Estoy bastante enfocada. Por ahí en mi vida sentimental soy más volada. No tengo tan claro cómo me imagino, cómo veo mi vida en ese sentido. No soy Susanita, digamos. Pero bueh, que sea lo que tenga que ser.

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