Cada vez peor

Ataúdes de cartón y velorios de dos horas: cómo es morirse hoy en Venezuela

La crisis venezolana impacta también en los ritos funerarios. "Es más caro morirse que estar vivo", dice un empresario del sector.

La crisis venezolana llegó también a la muerte. En los últimos meses, los sectores más vulnerables comenzaron a reemplazar los atáudes por cajones de madera barata y hasta de cartón. 



Según un artículo de la agencia AFP,  la gente trata de afrontar como puede los costos de un funeral:prefieren cremar a sus seres queridos antes que sepultarlos para no pagar fosa en el cementerio, el velatorio se redujo de 24 a 8, cuatro o dos horas, algunos alquilan los féretros o confían en la buena voluntad de sus vecinos. 



Tal es el caso de Miriam Navarro, una ama de casa de 66 años, que perdió a su hermano hace un mes. "Me sentí desplomada. No tenía el dinero que pedía la funeraria. Si no hubiera sido por la comunidad, lo hubiera tenido que enterrar en el patio", dijo a AFP en su casa a medio terminar en un barrio de Maracay, 105 km al suroeste de Caracas.





Con lo que juntaron sus vecinos, Navarro pudo comprar un atáud económico que fabrica un carpintero de la zona, usando como materiales cartónpiedra y MDF, un comprimido de aserrín y resina mucho más barato que la madera.



La crisis también impulsa el uso de los "biocofres", un ataúd de cartón corrugado, hecho en un 70% de producto reciclado.  "Tiene los dos ecos: ecológico y económico. Es para la cremación, pero también puede usarse en inhumación. Nuestra propuesta trae soluciones en un país en crisis", declara a AFP el emprendedor Elio Angulo. 





"Ahorita morirse empobrece mucho. El biocofre es económico y accesible a los venezolanos que hoy no tienen dinero para enfrentar ese momento", asegura Ángulo y cuenta que a algunos cuerpos "los llevan en bolsa" a los crematorios. 



"ES MÁS CARO MORIRSE QUE ESTAR VIVO"



Hace cinco años un atáud valía 720 bolívares, lo que hoy cuesta una barra de pan. "Un servicio funerario costaba 4.500 bolívares, y ahora el más económico 280.000, pero puede llegar a 400.000 y 600.000. Es más caro morirse que estar vivo", manifiesta Martínez, al frente de una funeraria venezolana. 



Una caja de latón cuesta entre 85.000 y 120.000 bolívares, una de MDF o cartónpiedra de 55.000 a 80.000. "Este es más económico y nadie se entera de que no es de madera o es de segunda, porque cambio lo de adentro y a veces lo vuelvo a pintar", agrega Martínez, quien cobra unos 25.000 bolívares por el alquiler.



FALTA DE SUMINISTRO



En un país donde el ingreso mínimo mensual es de unos 100 dólares, los costos de los servicios funerarios preocupan a una población asfixiada por la escasez de alimentos y la inflación más alta del mundo. 





Por los altos costos de la madera, los ataúdes más usados en Venezuela son los de latón. Pero desde hace un tiempo también es difícil conseguir metal. De las 450 toneladas de latón que se necesitarían mensualmente, la estatizada Industria Siderúrgica va suministrando lo que puede, de manera irregular. 



"Un mes sólo entregó 60 toneladas. Hemos tenido que recurrir a mercados secundarios y eso encarece los costos", cuenta Juan Carlos Fernández, directivo de la Cámara Nacional de Empresas Funerarias.

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