Muy emotivo

Llegó a pesar 22 kilos: lo que su novio hizo por ella te va a hacer llorar

La joven de 19 años consumía menos de 39 calorías por día estando al borde de la muerte.

Tanto la anorexia como la bulimia suelen relacionarse con el querer estar más delgado, pero al mismo tiempo un factor desencadenante de estos trastornos alimenticios suele relacionarse con la dificultad para elaborar un duelo. Entonces, ante la pérdida de un ser querido, la persona puede hacer un síntoma anoréxico en lugar del duelo.



Si bien Chiara Schober, una joven de 19 años de Liechtenstein, venía teniendo desórdenes alimenticios, sintiendo culpa al comer y calambres en el estómago que la hacían sentir siempre satisfecha, tras la muerte de su abuela, estos síntomas se dispararon y falta de necesidad de comer se agudizó. 



“Comencé a sentirme muy culpable cada vez que comía, y así cada vez tenía menos hambre, es por eso que comencé a comer menos, y menos. Hasta que llegó un momento que dejé completamente de comer, ni por mi bien lo hacía. Cuando mi abuela murió se me rompió el corazón. Ella me ayudaba a estar mejor, pero cuando la perdí, comencé a perder más peso”, cuenta.  





Esto hizo que no consumiera más de 39 calorías por día y llegara a pesar 22 kilos. Sin embargo, gracias al apoyo incondicional de su novio y su familia ella pudo superar la enfermedad. Con la ayuda de un médico, que le dijo que si no empezaba a cuidarse de inmediato, su cuerpo colapsaría porque ya no sería capaz de aguantar tanta hambre, empezó su tratamiento.



Sin embargo, su lucha contra la anorexia fue dura. Ella no quería internarse y amenazaba con suicidarse si no la dejaban volver a casa. Los médicos le advertían a los padres que se prepararan para lo peor, puesto que las posibilidades de que sobreviviera eran casi nulas.



Finalmente, salió adelante y ella le adjudica gran parte de su logro a su novio, quien según ella le salvó la vida dado que empezó a preocuparse de que comiera, llevándole comida a la hora para ir ordenando su alimentación.



"Fue entonces cuando Jason intervino y me animó a comer más, me sacaba para comer y compraba aperitivos como palomitas de maíz para picotear juntos. Pronto volví a sentir el placer de comer. Él me ayudó a recuperarme también mentalmente", explicó la chica.

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