Consejos útiles que nunca fallan para aprender a manejar

Si todavía estás que sí que no, leé estas ideas y arrancá con la decisión de aprender a manejar de una vez por todas.

Motivate. Pensá para qué querés manejar (para llevar a tus chicos, para ser autónoma, para ir a lo de tu amiga que vive lejos, para saldar una deuda con vos misma) e imaginate lográndolo.

Tomá la decisión. Empezar queda en vos, y nadie te puede obligar a manejar si no tenés ganas de hacerlo. Elegilo.

Destiná tu inversión. Te va a llevar como mínimo 10 horas de manejo sacar el registro (una referencia: en Europa exigen 15 horas). Calculá unos $3000 pesos en clases. Si querés perfeccionarte para salir a la calle, $6000.

Elegí un profesor. Sea un profesional o un amigo, es importante que se adapte a tus tiempos y necesidades. No te guíes únicamente por el precio o por la disponibilidad (tu novio puede ser un amor al ofrecerse, pero si no te tiene paciencia, no es una buena opción).

Resolvé tus trabas. Si, por ejemplo, tuviste un padre o madre que no te habilitó, que te criticó o que te sancionó cuando intentaste sentarte al volante, es hora de hacerlo consciente. Podés ponerlo por escrito para exorcizarlo.

Salí a la calle. El temor que te genera manejar solo se soluciona enfrentándolo: poniendo los cambios, pasando un colectivo, arrancando en subida, estacionando, dando marcha atrás y animándote a entrar a la autopista.

Olvidate de la mirada ajena. Aprender a manejar implica que vas a ser un poco "rústica" al principio. Va a pasar: se te va a parar el auto y vas a ligar algunos bocinazos. Decite a vos misma que tenés derecho a aprender y que, por ende, los demás tienen que tenerte paciencia. Además, no te olvides de que todos los que te cruzás al volante en algún momento estuvieron en tu lugar.

Repetir, repetir, repetir. Manejar no es otra cosa que adquirir una habilidad motora, lo mismo que andar en bicicleta. Cuando la incorpores, todo lo demás se va a dar con fluidez.