Drama migratorio

Los muros y vallas que Europa levanta para frenar a los migrantes

Las escenas de policías antimotines disparando gases lacrimógenos contra inmigrantes que vimos esta semana se dieron en dos frentes de Europa.

En el norte de Francia, los inmigrantes se enfrentaron a la policía para evitar que los desalojaran de un sombrío campamento improvisado en las afueras de Calais, la llamada "jungla". Los inmigrantes se negaban a aceptar el realojo alternativo propuesto por las autoridades francesas.



Su intención es viajar a Reino Unido, pero las nuevas vallas construidas en la zona mantienen cerrada esta puerta de entrada.



Al otro lado de Europa, en Grecia, varios cientos de inmigrantes destruyeron una cerca en la frontera con Macedonia para forzar su entrada a ese país. Unas 7.000 personas están varadas en Grecia intentando viajar hacia países del noroccidente de Europa. Pero Macedonia, una de las principales puertas de entrada hacia las ricas naciones europeas, está imponiendo nuevos controles.



La policía macedonia respondió lanzando balas de goma y gases lacrimógenos a la multitud, en la que había mujeres y niños.



La "solución Trump". Ambas escenas muestran cómo Europa está intentando tomar medidas para controlar la llegada sin precedentes de migrantes provenientes de países azotados por la guerra, como Siria e Irak.



La respuesta europea a esta crisis de "proporciones históricas" ha sido construir cada vez más muros. No sólo Macedonia sino otras naciones de los Balcanes han erigido vallas para reducir el flujo de inmigrantes.



Bulgaria construyó una valla a lo largo de su frontera con Turquía. Hungría completó en septiembre pasado una barrera en su frontera con Serbia. Austria está erigiendo una barrera en el cruce fronterizo con Eslovenia.



Algunos ya lo llaman "la solución Trump", tras los comentarios del aspirante presidencial Donald Trump en los que defendía construir un muro a lo largo de la frontera de Estados Unidos con México.



"Catástrofe humanitaria"

Por ahora las cercas construidas en Europa están teniendo el efecto de sumir en una crisis a Grecia, a donde llega por mar la mayoría de los inmigrantes procedentes de Medio Oriente.



"Para Grecia es una catástrofe humanitaria", le dijo a la BBC Gerald Knaus, presidente de la Iniciativa para la Estabilidad Europea, un centro de estudios de Berlín.



"Es irresponsable e insensato que los miembros de la eurozona, que se están arriesgando tanto con la inestabilidad griega, pongan al país en esta situación".



Lo que Europa está intentando con sus controles cada vez más estrictos es enviar un mensaje que detenga el flujo de inmigrantes. Pero esto, hasta ahora, no ha ocurrido.



"Lo que ha pasado es que las naciones del Báltico se han convertido en los 'laboratorios' de las ideas de los políticos europeos", dice Elizabeth Collett, directora de la región de Europa del Instituto de Políticas de Migración, un centro de estudios basado en Washington, EE.UU.



"Se quiere ver qué es lo que funciona y cómo funciona. ¿Debe permitirse la entrada a los países del norte? ¿Deben cerrarse las fronteras?".



"Creo que los países de los Balcanes están siendo muy útiles para Europa al hacer lo que los países del norte no han querido hacer, o sea, decirle 'No' a la gente que quiere entrar al continente", agrega.



Sistema migratorio. En efecto, Macedonia asegura que sólo está implementando las estipulaciones del Consejo de Europa: evitar los cruces ilegales a través de su frontera y establecer centros de recepción para registrar a los migrantes.



"Personalmente, si me preguntan a mí, lo más fácil para Macedonia sería abrir nuestras puertas y dejar que pasen todos los migrantes hacia el occidente de Europa", le dijo a la BBC el canciller macedonio, Nikola Poposki.



"Pero esto no es lo que han estipulado los países europeos. Lo que han dicho es que quieren un sistema de migración con el que se acepte a inmigrantes elegibles que cumplan condiciones", aseguró Poposki.



"De manera que tenemos que tener un sistema", agregó.



El sistema, aseguran los expertos, ha resultado en que cada país dentro de Europa parece estar construyendo sus propias cercas y sus propios controles.



Y es un sistema que no parece estar funcionando.



La gente continúa llegando por mar y tierra, arriesgando su vida para encontrar una nueva vida en Europa. Tal como señala David Miliband, presidente de la organización humanitaria Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés), está claro que las vallas y los muros no están funcionando.



"En los 30 países donde trabajamos con el IRC y toda nuestra experiencia con muros y cercas nos ha demostrado que cuando más alto construyas un muro, más alto salta la gente; cuanto más profundas las vallas, más camino recorrerán los que quieren atravesarlas".




Los únicos beneficiados con estos muros, dice Miliband, han sido los traficantes de personas. "Una persona paga US$1.300 para poder cruzar los 6 km del mar Egeo, de Turquía a Grecia. Pagan US$650 para llevar a un bebé y se lo pagan a los traficantes".




"De manera que algunos están ganando mucho dinero debido al fracaso para establecer rutas legales y organizadas para la gente atrapada en Medio oriente".



Lo que se necesita, asegura David Miliband, es una mejor coordinación internacional, no sólo de Europa sino mundial, para hacer frente a esta crisis.



"Ningún país europeo, ni siquiera Alemania, puede asumir toda esta carga solo, por eso debe haber una reubicación coordinada de personas en toda Europa y, lo principal, es que el resto del mundo también necesita contribuir", afirma.



"Canadá aceptó 25.000 refugiados sirios y eso es muy positivo. Pero Estados Unidos sólo ha aceptado a 10.000. Es necesario duplicar esa cifra para poder lograr una respuesta amplia a este problema".



"El debate de los muros y cercas está ocurriendo en todo el mundo, incluido Estados Unidos que está en medio de una campaña electoral. Pero es claro que los muros no funcionan", concluye David Miliband.

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