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Una histórica corrección: el poncho salteño no siempre fue de color rojo

En 1965, Gustavo "Cuchi" Leguizamón se refirió al color del poncho del gaucho salteño en la revista Folklore.

Por los años 60, muchos salteños creían que el color tradicional de nuestro poncho siempre había sido el rojo. En realidad, resulta difícil imaginar que nuestros "gauchos de guerras" hayan usado ese color en la guerra de guerrilla, donde la sorpresa y el camuflaje eran las armas más efectivas.

Sin dudas, en esas circunstancias, un gaucho con poncho rojo habría sido descubierto a la legua por el más desprevenido de los enemigos.

De todos modos, veamos lo que el Dr. Gustavo "Cuchi" Leguizamón dijo hace 50 años: "Días pasados, en las columnas de este diario (El Tribuno) se publicó un estudio del Dr. Atilio Cornejo, que le fuera recabado por una agrupación tradicionalista lugareña, con el objeto de dilucidar cierta interpretación que se me atribuye, aparecidos en una revista (Folklore). Deseo aclarar algunos conceptos de ese reportaje y hacer llegar una foto que acompaño, perteneciente al Dr. Ernesto M. Aráoz.

En ocasión del mencionado reportaje, respondí preguntas referentes al poncho tradicional salteño, cuyas respuestas fueron publicadas en la revista, en forma desordenada, pues si bien no negué la posibilidad de que algún gaucho haya usado el poncho rojo como su atuendo, lo cierto es que no le concedí al mismo, tradicionalidad ininterrumpida e inmemorial, pues considero que si existe algún poncho que pueda tildarse de tradicional en el gaucho salteño, es el de vicuña, prestigiado universalmente desde los tiempos de la conquista española, prestigio este ampliado con el perfeccionamiento de la tejeduría aborigen en Salta, Jujuy y Catamarca.

Aunque se sabe que el poncho de vicuña nunca fue barato, nadie ignora que el encarecimiento de éste fue paralelo al empobrecimiento del gaucho hasta llegar a nuestros días a ser solamente factible para los bolsillos millonarios, lo que le ha quitado posibilidad en forma paulatina de mantenerse en el atuendo criollo popular.

Pero al margen de esto, y sin temor al crimen de lesa tradición, el gaucho salteño nunca tuvo uniforme clásico y dogmático desde siempre, pues siendo pobre se vistió y se viste con lo que encuentra a mano. Por otro lado, los rasgos de su personalidad que lo hacen poseedor de esa heroica individualidad americana, no nos permite ubicarlo en una muestra colectiva, homogénea a través de los tiempos.

Nuestros antecedentes históricos denuncian el uso de ponchos rojos y celestes recién en la época de nuestra reorganización nacional, en donde fueron usados como banderas del credo federal y unitario.

Tampoco resulta posible desconocer que, como pueblo nuevo que somos, nuestras tradiciones populares han sufrido, y sufren, el constante influjo de la evolución, y así como no debe ser razón de extrañeza ni el uso del sombrero alón blanco o el poncho rojo, tampoco debe extrañarnos que un gaucho de ley arríe hoy, vacas en bicicleta, cambie la bota planchada de talabartería por la alpargata, tome Coca Cola y escuche jazz, por cuanto el tiempo pasa modificándonos, y aún no se ha descubierto el medio de detenerlo.

 

Fuente: El Tribuno

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