"Balderrama" renació en Buenos Aires

"Es inevitable recordar las primeras veces que vinimos, todas las cosas que nos fueron pasando. Cumplir el sueño de entrar en Buenos Aires, ya no como turistas sino cantando", evoca Sebastián Juárez, uno de los integrantes del cuarteto folklórico Guitarreros, en la antesala de la celebración por los diez años de vida del grupo. "Pensá que nosotros viajábamos en los micros que venían de Salta a hacer tour de compras", se sincera.

-¿Y cómo era aquello?
-Una experiencia linda. El viaje de ida era, dentro de todo, normal. El tema era el regreso porque la gente que venía de compras a Once volvía repleta de bultos y por ahí te tocaba viajar sentado al lado de un maniquí. Con los pasillos llenos de bolsos ni se podía bajar para ir al baño. ¡Era tremendo! (risas). Pero era la única forma que teníamos de llegar hasta acá a probar suerte. Hoy viajamos en avión, tenemos nuestro propio colectivo para las giras, pero aquellas cosas no se olvidan, nos hacen poner los pies en la tierra y valorar mucho más el premio de celebrar este aniversario en un teatro.

-Son diez años de Guitarreros pero no de ustedes con la música.
-Es cierto, diez años del grupo, pero todos habíamos venido ya con otras formaciones. Con Martín (Saavedra) y Ramiro (Yáñez) formábamos Amaneceres, y Rodrigo (Gravaruk) estaba en el grupo Cantares. Pero la primer actuación de Guitarreros en Buenos Aires fue en 2008 en la sala Cara y Caretas.

LA PEÑA COMO ESCUELA
-¿Qué queda en ustedes de aquellos muchachos que se dieron a conocer en el Boliche Balderrama?
-La peña fue nuestra escuela. Siempre que algún artista nuevo del folklore me pide un consejo le digo que tiene que conocer Salta, visitar las peñas, la calle Balcarce, la Casona del Molino, Balderrama. Así como a un tanguero le diría que debe conocer Buenos Aires.

-Algo de esa mística se vivió en el recital que ofrecieron el año pasado junto a Canto 4 en el Coliseo.
-Es cierto. Quisimos mostrar la esencia salteña, lo que son las reuniones cuando nos encontramos con los changos de Los Huayra, Los Izquierdos de la Cueva, Los Tekis. Cuando hay juntada de cantores en Salta se arma la guitarreada y cantamos todos. Y un poco ese es nuestro espíritu.

-Los sigue mucho la gente joven.
-Lo sabemos, y es por eso que queremos dejar una huella en el cancionero popular. Que el día de mañana los chicos canten nuestras canciones así como nosotros cantábamos las de Los Cantores del Alba o Los Chalchaleros.

A lo largo de estos diez años, Guitarreros editó cuatro discos ("En el camino", "Somos", "Convivencias paralelas" y "Guitarreros") y un quinto que está próximo a salir. "Pero en un formato diferente, de audio-video, porque en esta época hay una nueva forma de escuchar música. Y por más que a uno le guste la tradición y lleve el poncho en el hombro, hay que adecuarse", justifica Juárez.

-En el folklore, ¿se puede vivir de la música?
-Nosotros tenemos la bendición de poder hacerlo. Es un mensaje que me gusta darle a muchos padres preocupados porque su hijo tiene aspiraciones de cantor. Se puede vivir de cantar, hay que ser muy profesional. Nosotros vivimos para esto y llevamos una vida muy tranquila porque el recorrido es largo. Guitarreros cumple recién diez años, pero Los Manseros Santiagueños tienen sesenta años de trabajo y Los Chalchaleros llegaron a cincuenta. Nos queda mucho por andar y hay que cuidar el envase.

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