No tienen corazón

El ruego y la "negociación" de una madre para recuperar las prótesis de su hijo

Santino, un león. Nació con 26 semanas de gestación y parálisis cerebral.

"Mi hijo llegó a mi vida una madrugada inesperada. La del 20 de marzo de 2013. Llegó en silencio, casi no se oyó su llegada. Su corazón cabalgaba lento, muy lento. Con 26 semanas de gestación decidió salir al mundo y empezar a luchar..." Adriana Jaramillo levanta la vista, deja la lapicera y el papel y recibe al periodista: "Estaba escribiendo algo para darles. No sé, algo que siento y que tal vez no lo pueda decir en palabras".

Adriana es la mamá de Santino, un nene de 5 años que nació con parálisis cerebral y al que una noche fría de junio le robaron sus prótesis. Fue cuando entraron ladrones a su casa, en un barrio de Trelew, y la desvalijaron.

Esa noche del 16 de junio, entre electrodomésticos de la cocina y ropa de los armarios, se llevaron también el sistema neurosensorial que usa Santino para mantener su postura, varas termoplásticas que evitan el dolor en sus pies e inmovilizadores de rodillas.

Y tenían preparada la silla especial de Santi, pero parece que no hicieron a tiempo. "Yo había ido a visitar a mi madre. Cuando volví no eran más de las 9 de la noche. Presentí que algo había pasado cuando vi una puerta abierta. Al entrar encontré todo revuelto. Y la silla de Santino ahí cerca de la puerta, lista para que se la lleven", recuerda.

Y jura que no le importó que los ladrones la haya dejado con lo puesto (porque sus placares quedaron vacíos), pero que se enfureció cuando no encontró las cosas de Santino: "Las tenía que recuperar, como sea, para que pudiera seguir adelante con su recuperación, ese pequeño milagro que ocurría día tras día".

Desesperada, esa misma noche se desahogó en Facebook: "A ustedes señores delincuentes (...) Les presento a Santino, les ruego que recapaciten y háganme el favor de devolverme las cosas de mi hijo". Y posteó una foto del chiquito. La publicación fue compartida miles de veces y así llegó también a los delincuentes, que aparecieron para pedir una recompensa a cambio de devolver lo robado.

Adriana exigió entonces una muestra de que tenían las prótesis de su hijo. Y los ladrones le mandaron una foto y le pidieron 15 mil pesos. Resignada, ofreció 10 mil. Aceptaron.

La citaron, cuenta la mujer, allá donde termina la ciudad, cerca de lo que alguna vez fue un asentamiento y ahora se conoce como el Barrio Inta. "Primero pasé por la comisaría y no me tomaron en serio. Solo me aconsejaron que no vaya", asegura.

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